Fue abierto en 1971 por Millán Venero y su mujer Isi en la esquina de la Avenida de Santa Marina mirando al Puente de la Universidad, anteriormente había abierto con su hermano Celso el existente en la esquina de la Ctra. de la Corte con la de Sevilla. Tras su fallecimiento fue regentado por su hijo Millán "Milli" durante un tiempo, lo traspasó a César Vadillo el cual no realiza casi ningún cambio, manteniendo la clásica estructura del local con esa histórica barra de madera, así como varios empleados.
Hoy esta cafetería de nuestra ciudad está considerada un punto de referencia como atracción hostelera, donde su plato estrella son las migas y su clientela es de lo más variopinta a primera hora: taxistas, pescaderos, carniceros, policías, servicios de limpieza… y algún que otro trasnochador, a los que se van incorporando toda clase de personas que sacan tiempo para tomarse su desayuno en el Venero antes de empezar su jornada.
Otro gremio habitual es el de los "brevas" que después de una noche de fiesta acudían muertos de hambre a llenar la panza, debido a ello dejaron de servir a esas horas bebidas alcohólicas ya que las "cogorzas" y sus consecuencias ya resultaban insoportables para D. Millán y compañía, que tendrían anécdotas de borracheras como para escribir un libro.
Mezclándose en la la madrugada desde el joven que regresa de fiesta, al trabajador, que comienza puntualmente su jornada , asi como también con las familias disfrutando de unas vistas incomparables que nos aporta el rio Guadiana a su paso por nuestra ciudad.
Pero su verdadero punto fuerte son sus empleados, conocedores como pocos del negocio, funcionan como un reloj, ya puede estar a reventar su local (pueden llegar a servir mas de 1.300 desayunos en un solo día) que ellos te atienden de manera rápida, diligente y a pesar de la hora, hasta con buen humor.
Otro gremio habitual es el de los "brevas" que después de una noche de fiesta acudían muertos de hambre a llenar la panza, debido a ello dejaron de servir a esas horas bebidas alcohólicas ya que las "cogorzas" y sus consecuencias ya resultaban insoportables para D. Millán y compañía, que tendrían anécdotas de borracheras como para escribir un libro.
Mezclándose en la la madrugada desde el joven que regresa de fiesta, al trabajador, que comienza puntualmente su jornada , asi como también con las familias disfrutando de unas vistas incomparables que nos aporta el rio Guadiana a su paso por nuestra ciudad.
Pero su verdadero punto fuerte son sus empleados, conocedores como pocos del negocio, funcionan como un reloj, ya puede estar a reventar su local (pueden llegar a servir mas de 1.300 desayunos en un solo día) que ellos te atienden de manera rápida, diligente y a pesar de la hora, hasta con buen humor.
Recuerdo aquel dicho que decíamos los pacenses: "de la mar el mero, y las migas y las tostadas de Millán Venero".
Es historia viva de la hostelería pacense.
oooooooooooooooooooo
Es historia viva de la hostelería pacense.
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