Virgilio Viniegra de Vera nació en Barcarrota en 1889 y falleció en Badajoz en 1957, este Ingeniero de Telecomunicaciones, ingresó en el cuerpo de Telégrafos en 1913, siendo uno de sus primeros destinos Pontevedra, donde al parecer se aficionó a la Arqueología e incluso llegó a excavar un castro (fortificación). Fue destinado a Santa Marta de los Barros en 1919, y durante toda una década permaneció en esa localidad, compaginando su trabajo con una gran afición por la Historia y la Arqueología que tuvo como máximo logro el descubrimiento en 1925 del conocido mosaico de Orfeo en la Huerta de Gallego y como consecuencia de ello, fue su nombramiento como académico correspondiente de la Real Academia de la Historia en 1928. Pocos meses después de su traslado a la capital pacense a comienzos de 1929, ingresó en la Comisión de Monumentos de Badajoz y se vinculó aún más directamente al círculo intelectual del Centro de Estudios Extremeños, bajo cuya protección realizaría diferentes exploraciones y estudios arqueológicos en varios puntos de la provincia que serán referidos a lo largo de este trabajo. Igualmente, a finales de ese año accedió como numerario a la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria. Pese a tan intensa actividad, su bibliografía básicamente se restringe al libro "Páginas de Santa Marta", y a sendos artículos sobre el mencionado mosaico "Boletín de la Real Academia de la Historia" todo ello en 1925, y las pinturas rupestres de La Calderita "Revista de Estudios Extremeños" en 1929. Viniegra permaneció como académico correspondiente de la Historia y miembro de la Comisión de Monumentos hasta julio de 1945. Disfrutaba de recorrer los campos con las primeras luces del alba, y escribir después sus andanzas, experiencias e investigaciones. Virgilio Viniegra puede considerarse el principal exponente de una Arqueología en primera persona, por su singularidad en el trabajo arqueológico.
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