Leopoldo Eduardo Antonio Ramón Gragera Castillo, nació en Puebla de la Calzada (Badajoz) el 7 de enero de 1919, y falleció en Badajoz el 18 de diciembre de 1995. fue un pintor español, reconocido por su enfoque en el realismo, el regionalismo extremeño y el costumbrismo, siendo probablemente el último exponente de este último movimiento. Creció en una familia católica tradicional de propietarios rurales formada por sus padres Juan Gragera Bejarano y Adela Castillo Amigo siendo el segundo de siete hermanos varones, quienes recibieron su educación en el hogar debido a la naturaleza itinerante de su vida familiar.
Su formación artística se desarrolló, a una edad temprana, entre Madrid y Badajoz, realizando sus estudios secundarios en Madrid, donde simultáneamente tomó clases de pintura con el pintor soriano Maximino Peña Muñoz entre 1931 y 1934. Posteriormente, continuó su formación en Badajoz en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección de Adelardo Covarsí, durante tres años. Covarsí influyó profundamente en su estilo y en su enfoque artístico, acercándolo al regionalismo extremeño, corriente en la que encontró un reflejo de su propia visión del arte.
Tenía su estudio en la calle Vicente Barrantes de Badajoz, y lo largo de su carrera, participó en numerosas exposiciones colectivas e individuales en ciudades como Badajoz, Madrid, Sevilla y Barcelona. Su primera exposición colectiva fue en 1947, y la última, una retrospectiva, tuvo lugar en 1990 en la sala de exposiciones de la Caja de Badajoz.
Su obra estuvo influenciada por otros pintores, como Joaquín Sorolla, Benedito, Zuloaga y Vázquez Díaz, además de sus mentores y de la profunda admiración que sentía por Goya y Velázquez. Obtuvo reconocimientos y premios, manteniendo siempre un estilo coherente, sincero y personal marcado por la elegancia, incluso cuando enfrentó dificultades de visión que comenzaron a distorsionar su dibujo y uso del color en sus últimos años.
Leopoldo Gragera desarrolló una amplia gama de temáticas en su obra, destacándose, especialmente en el retrato, la figura humana, los bodegones y el paisaje. Su enfoque artístico estuvo profundamente influenciado por la vida rural y las tradiciones de Extremadura, así como por las enseñanzas de su maestro Adelardo Covarsí.
El retrato fue uno de los géneros más cultivados por él pintor, ellos se caracterizan por una formalidad que remite a las tradiciones académicas del siglo XIX, especialmente en la pose, el vestuario y la expresión de los sujetos. No solo se limitó a capturar la apariencia física de sus modelos, sino que también se preocupó por reflejar su carácter y psicología.
La figura humana fue otro de los grandes temas en su obra, donde se sentía más libre para explorar y expresar aspectos más variados y menos formales que en el retrato. Siempre mostró una particular predilección por figuras que representaban a personas de su entorno rural, como campesinos, gitanos y toreros.
Estas figuras no eran simples estudios anatómicos puesto que el pintor deseaba captar fielmente la personalidad y la dignidad de los sujetos, combinándolas con su visión personal y poética. Las figuras de mujeres gitanas y campesinas, con sus trajes tradicionales y poses características, destacan por la fuerza expresiva y la atención a la descripción de sus ropas y gestos.
Varias de obras:
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