José María García

 


José María García Díaz, este industrial del ramo de la joyería y de los muebles nació en Badajoz en 1949, en una época en la que el esfuerzo y el sacrificio eran moneda corriente en muchas familias. Desde temprana edad, comprendió el valor del trabajo y la importancia de contribuir al sustento del hogar. Apenas un niño, ya recorría las calles en busca de oportunidades laborales, desempeñándose en diferentes empresas. Pero su espíritu inquieto y su deseo de independencia lo impulsaban a algo más: a construir su propio camino. 

Con una moto, quiero recordar que era una Vespa como única herramienta y un instinto comercial innato, comenzó a recorrer los barrios de Badajoz vendiendo artículos de oro puerta a puerta. Aquella experiencia le enseñó el valor de la perseverancia y del trato directo con los clientes. Su determinación pronto dio frutos y, en 1977, logró abrir su primera joyería en la Avenida de Elvas. 

Y cinco años más tarde, en 1982, inauguró Joyería y Relojería José María García, un nuevo establecimiento en la recién abierta Avenida Juan Carlos I, consolidando así su nombre en el sector. 

Pero su ambición y curiosidad iban más allá de la joyería. Siempre dispuesto a aprender y a asumir nuevos retos, incursionó en diversos negocios: electrodomésticos, muebles e incluso un videoclub. Cada nuevo proyecto representaba un desafío que enfrentaba con pasión y dedicación. 

El gran salto llegó en 1990, cuando decidió apostar por una empresa a gran escala en el mundo del mueble y la decoración. En la carretera de Cáceres, levantó un imponente espacio de más de 4.600 metros cuadrados repartidos en dos plantas, un negocio que, con el tiempo, se convertiría en un referente. Hoy, esa empresa sigue en manos de sus hijos, quienes la gestionan bajo los nombres de Muebles Tuco y Muebles Rey, manteniendo vivo el legado de su fundador. 

Tras décadas de incansable trabajo, José María disfruta ahora de la tranquilidad y  jubilación que tanto se ganó. Rodeado de su familia, contempla con orgullo el fruto de su esfuerzo y dedicación, sabiendo que su historia es la de un hombre que, con determinación y visión, supo construir su propio destino. 

Estas lineas es mi humilde reconocimiento a su gran labor de empresario de esas tiendas que tanto le costó conseguirlas. ¡¡Enhorabuena por ello!! y, a disfrutar de la jubilación, pues han recogido el testigo esa nueva generación, que aprendieron todo de él, que son sus hijos: José María, Francisco Javier y Fermín con sus tiendas de muebles, y Soledad, Almamaría, Carmina y Nazaret García Gómez en la joyería y relojería.  

Mi agradecimiento a su hijo José María García Gómez por los datos proporcionados. 

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