Las Siervas de María

Las Siervas de María no son personajes precisamente ilustres, pero sí ángeles de caridad que, escondidas en cualquier hogar, cuidan al enfermo, consuelan al triste, alivian al afligido, animan al decaído, ayudando a todos tanto física como espiritualmente, de tal modo que sin darse cuenta, cooperan a la construcción de esos monumentos invisibles pero reales, ellas son sin duda, las ministras de los enfermos. 
Esta comunidad se estableció en Badajoz el día 9 de febrero de 1892 para fundar una casa destinada a la asistencia esmerada y gratuita a los enfermos, preferentemente a domicilio.
Fue la Madre Josefa Díaz, Superiora General, quien deseó hacer esta fundación en tierras extremeñas después que se lo pidieran insistentemente las Ilustres Sras. Amalia Patrón y Atanasia Páez de la Cadena. 
Las primeras Hermanas Fundadoras fueron la Madre Victoria Borgia y Sor Amalia Zapata a las que se agregaron después las demás Hermanas que compondrían la Comunidad. 
La primera casa donde se hospedaron, fue en el Asilo de las Hermanitas de los Pobres, mientras que las señoras de la Conferencia de San Vicente de Paúl, en concreto, Amalia Patrón y Atanasia Páez de la Cadena, se ocuparon de los enseres necesarios para acomodar la casa, sita en la calle San Blas,  que pronto les resultó pequeña, por lo que tuvieron que trasladarse a una casa donada por Josefa Orduña, en la calle Arco Agüero, con Oratorio semipúblico, tan solo permanecieron 2 años en esa casa, regresando a la calle San Blas. 
De nuevo en Septiembre de 1900, la Comunidad ocupó otro inmueble en la C/ Donoso Cortés, donde en el piso bajo instalaron la Capilla semipública donde pudieron celebrar la novena a Ntra. Sra. De la Salud.
Por diversos motivos las hermanas tuvieron que "peregrinar" de una a otra vivienda, hasta que en 1964, definitivamente se trasladaron a la calle Cristóbal Oudrid, donde residen en la actualidad.
Desde la comunidad dan gracias a Dios por estos casi 130 años de servicio en la ciudad y en la Diócesis, a quien "como Hijas de la Iglesia consideramos nuestra Madre".  aseguran estas "Ministras de los Enfermos". 
Como auténticas Siervas de María, desde entonces y hasta el presente, desempeñan con gran esmero y cariño la asistencia gratuita y generosa a los enfermos, siendo verdaderamente estimadas por su espíritu de total entrega y dedicación en las asistencias domiciliarias. por este servicio incansable, el pueblo pacense las mima y acoge como algo propio. 
Ellas 
haga frío o calor, llueva o esté despejado, desde su convento en la calle Cristóbal Oudrid salen hacia distintos puntos de Badajoz, muchos se habrán cruzado con ellas, sus hábitos negros son inconfundibles, su caminar pausado pero constante en las de más edad (que por desgracia son la mayoría), ¿Dónde van?, van a cuidar a personas enfermas para que sus familias tengamos un respiro nocturno y podamos incorporarnos por la mañanas despejados a nuestros trabajos. 
Gracias, muchas gracias por vuestra dedicación, por vuestras palabras de apoyo y consuelo para nosotros, por vuestra alegría, por vuestra delicadeza, por vuestra entrega y cuidados para con nuestros necesitados. 

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