José María Alcaraz y Alenda

 


José María Alcaraz y Alenda nació en Aspe (Alicante) el 23 de abril de 1877 y falleció en Badajoz el 22 de julio de 1971, recibió sepultura en la Catedral de San Juan Bautista. Estudió la carrera eclesiástica en el Seminario Diocesano de Orihuela y Teología en el Colegio Español de Roma. Allí permaneció hasta 1904, donde obtuvo el doctorado en Filosofía y Teología y recibió el presbiterado el 20 de julio de 1901. Fue nombrado obispo de Badajoz el 13 de marzo de 1930 cuando era canónigo penitenciario de la catedral de Orihuela. 

Fue consagrado en la iglesia de San Agustín de Orihuela por el Nuncio papal monseñor Tedeschini, asistido por los obispos de Orihuela, monseñor Irastorza, y de Madrid-Alcalá, monseñor Eijo Garay. Tomó posesión de la diócesis el 24 de septiembre. 

Siempre fue un enamorado y celoso propulsor de la Acción Católica, que vitalizó durante su pontificado. La toma de Badajoz le sorprendió en la ciudad y su vida fue respetada durante los primeros días y, a pesar de la violencia desatada, pudo continuar con el normal gobierno de la diócesis tras el final de la guerra en 1939. 

La trayectoria religiosa del obispo José María Alcaraz fue ejemplar, coincidiendo en su entrega al servicio de la Iglesia, y sobre todo, en la ayuda prestada a los más necesitados durante las épocas de penuria que le tocó vivir. 

Durante su episcopado, realizó importantes obras y bendijo la primera piedra de la catedral en la festividad de Cristo Rey en 1965. También bendijo el parque de la Legión en 1949 y el nuevo puente sobre el Rivillas. 

Su prolongada estancia al frente de una diócesis tan extensa como la de Badajoz y su avanzada edad motivaron que en 1955 fuese nombrado para ayudarle como obispo coadjutor Eugenio Beitia Aldazábal, quien permaneció a su lado hasta 1962, en que fue nombrado obispo de Santander. Le sucedió como obispo coadjutor Doroteo Fernández, anteriormente obispo auxiliar de Santander, quien desde su llegada a la diócesis residió en el Seminario, ya que José María Alcaraz continuaba ocupando el palacio episcopal por ser el obispo titular de la diócesis. 

Fue el septuagésimo séptimo obispo de Badajoz, al que siguió Doroteo Fernández (1971-1979) y Antonio Montero (1994-2004), quien continuó ya como arzobispo de Mérida-Badajoz (1994-2004), al que siguieron Santiago García Aracil (2004-2015) más tarde Celso Morga (2015-2023) y José Rodríguez Carballo actualmente desde 2023. 

Fue nombrado hijo adoptivo de Mérida el 12 de noviembre de 1951, hijo predilecto de su pueblo natal en 1959 y recibió la medalla de oro de Badajoz el 29 de diciembre de 1960 de manos del alcalde Ricardo Carapeto Burgos. Tiene una avenida con su  nombre en la barriada de Valdepasillas de Badajoz. 

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Florencio González "Flores"

 


Florencio González Alfonso es conocido como "Flores", nació en Badajoz en 1954, al ser hijo y sobrino de fotógrafos le llevó a crecer rodeado de papeles fotográficos, haciendo que naciera en él un gran amor por esta profesión y desde su infancia ha estado ligado a la fotografía, los positivos, los revelados hasta llegar al mundo digital. 

Fue con veinte años cuando Flores realizó sus primeros trabajos como fotógrafo de bodas, bautizos, comuniones y reportajes de galería, lo cual estuvo haciéndolo desde 1974 hasta 1986, pero aunque ese trabajo se vio interrumpido por su entrada en el servicio militar a los pocos meses de iniciarse en el mundo de la fotografía. Pero este hecho, lejos de hacer que desistiera en su pasión, no hizo sino darle una nueva oportunidad para practicar otros modelos y espacios gráficos, fotografiando a sus compañeros durante las distintas labores diarias. 

Años más tarde, y tras haber terminado el servicio militar, consiguió en 1987 su primer trabajo profesional como fotógrafo de El Periódico Extremadura, y más tarde en el Diario Hoy, por ser la fotografía de prensa la de mayor gama ilustrativa. Aunque nunca abandonó su labor inicial como fotógrafo de bodas bautizos y comuniones. 

En 1988 empieza su trayectoria profesional en la agencia EFE en la que estaría hasta el 2012, año en el cual se retiró. Su trabajo está considerado un valioso testimonio visual de la historia y la cultura de Badajoz y Extremadura. 

En 2024, Florencio González cedió el uso de su archivo fotográfico al Centro de la Documentación y de la Imagen de la Fundación CB, con el objetivo de poner en valor los trabajos realizados durante su trayectoria profesional. El cual se compone de más de 60.000 fotografías, las cuales fueron cedidas a este centro con el fin de "atesorar estas imágenes que reflejan parte de la historia de la cultura de la provincia de Badajoz y el Alentejo portugués". 

Cámara en mano, este pacense ha sabido inmortalizar día tras día los acontecimientos más importantes de Extremadura desde 1988. 
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