Sebastián González González nació en Esparragosa de Lares, el 11 de mayo de 1945, y falleció en Badajoz el 24 de octubre de 2015. Siendo muy joven marchó a Badajoz, a cursar sus estudios en el seminario diocesano y, posteriormente se formó en la Universidad de Navarra, se ordenó como presbítero el 20 de junio de 1968.
Su extensa labor pastoral se inició en 1968 en Azuaga como coadjutor hasta 1970, cuando fue nombrado superior y profesor del seminario, durante cuatro años, de allí, en 1974, se marchó a estudiar a Navarra.
Regresó a la diócesis en 1978 como vicario ecónomo de Santiago de Llerena hasta el 1979, y a partir de ahí, su labor pastoral se desarrolló en Badajoz.
Primero, durante año y medio, como coadjutor de la de San Juan de Ribera, hasta 1981, y a continuación, como vicario ecónomo de Santa María la Real -San Agustín hasta 1984, cargo que compaginó con el de director espiritual de la Curia de la Legión de María.
Sebastián González fue vicario general de la diócesis de Mérida-Badajoz desde el 2007 hasta su fallecimiento y una de los religiosos más destacados de Extremadura.
También era secretario general de la provincia eclesiástica Mérida-Badajoz y deán de la catedral, así como párroco desde mayo en la parroquia de San Juan Bautista, donde era párroco desde el mes de mayo de 2015.
Desde 1984 a 1988 fue secretario general y canciller del obispado. Labor que compaginó, desde 1985, con el de capellán del colegio del Santo Ángel en Badajoz.
A continuación, en 1988, asumió la vicaría episcopal de culto y espiritualidad, hasta 1996.
En 1991 también fue designado delegado diocesano de la comisión episcopal para el V Centenario.
El 6 de septiembre de 1996 volvió a la parroquia de San Juan de Ribera, en Badajoz, ahora como párroco.
El 15 de agosto de 2003 se hizo cargo de la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad y fue también capellán de su Hermandad.
Además de su labor pastoral en diversos ámbitos de la vida de la Iglesia, Sebastián González fue miembro en distintos momentos de su vida sacerdotal de varios consejos y colegios diocesanos.
Hasta su fallecimiento perteneció al consejo episcopal, consejo del presbiterio, colegio de consultores, consejo de asuntos Económicos, consejo de pastoral diocesano y comisión del fondo del sustentación del clero.
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Bellísima persona que tuve la gran suerte de conocer, y mejor suerte de que nos uniera en matrimonio a mi marido y a mí, pocos días antes de que Dios se lo llevara con Él. Era un santo en vida. D. Sebastián, sabia persona, son sus buenos consejos, siempre en actitud de ayudar a los demás, de atenta escucha, íntegro, cariñoso y a la vez sabía hacerse querer. Qué grande sacerdote, qué gran labor, y sobre todo que gran persona, de exquisita calidad humana. Siempre en nuestros corazones. En la Gloria de Dios esté.
ResponderEliminarMaravilloso. Inigualable. Honesto. Servicial. Prudente. Culto. Inteligente y buena persona. Nada visto!!!
ResponderEliminarJAP