Antonia Nieto Serrano nació en 1936, hasta los 15 años vivió en el campo. Ella era la mayor de 5 hermanos y apenas fue al colegio al que asistió desde los 7 a los 9 años y, en ese tiempo que estuvo aprendió a leer y escribir, sumar, restar, multiplicar y a dividir. El resto del tiempo lo dedicó a ayudar a su madre y a cuidar de sus hermanos, con los que se instaló en la calle Gurugú cumplidos los 15 años.
Contrajo matrimonio con Rafael Gil, carabinero de profesión con el que tuvo tres hijos. El mayor de ellos nació en 1959, justo el año que surgió el primer Centro de Promoción de la Mujer en Badajoz. Once años más tarde, otro centro de promoción al servicio de las mujeres, el del Gurugú, comenzaría a cambiar su vida. En esos años, Antonia Nieto había comenzado a tener relación con los Misioneros Oblatos, que se empeñaron en impulsar el desarrollo social del Gurugú.
También forjó una fuerte amistad con Manoli Martín, la cual le solicitó y le pidió ayuda para hacer un taller de corte y confección, que es lo que Antonia dominaba. Cuando ella se incorporó al centro del Gurugú, su situación respondía al de otras muchas mujeres que tenían ciertas habilidades laborales, en su caso la confección, pero poca formación académica. Ella tenía hambre de cultura, era como la tierra seca que necesita la lluvia, y en su caso esa lluvia eran los libros.
El centro del Gurugú se puso en marcha en 1970, doce años después de que echara a andar el primer centro de promoción de la mujer en los Grupos de la Soledad, situados en las traseras del Banco de España. En esa zona se habían instalado cientos de familias emigradas de los pueblos en busca de un trabajo.
Las charlas que se impartían en los centros de promoción aumentaron sus ganas de aprender y siendo sus tres hijos aún pequeños comenzó a estudiar en el nocturno. Con 38 años consiguió el Graduado Escolar, después el BUP y más tarde superó el examen de ingreso en la universidad para mayores de 25 años.
Fue presidenta de la Asociación de Vecinos de El Progreso y de los Centros de Promoción de la Mujer de Badajoz. Antonia ha dedicado muchos años a un colectivo que le permitió adquirir una formación de la que carecía, ya que a ella siempre le gustaron los libros pero nunca habría estudiado una carrera universitaria si no hubiese pasado por los centros, aunque la terminara con 46 años, convencida de que lo que realmente hace independiente y libre a la mujer es el trabajo.
La historia de su vida representa el espíritu de superación que ha marcado a las mujeres que han pasado por los Centros de Promoción de la Mujer. Pues según ella, realmente su vida habría sido anodina, muy oscura, si no hubiese conocido esos centros.
Recibe desde aquí, mi más cordial y sincera enhorabuena por tu labor altruista en favor de las demás.
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