Antonio Pintiado Romero, comenzó a trabajar muy joven en el hotel Río donde estuvo quince años, posteriormente en el Bar Amancio (Esquina de San Blas con Arcagüero), pero decidió montar su propio negocio, y cuando lo hizo "La Esquina" ya llevaba veinte años abierta pero su dueño Joaquín Picado Miranda se jubilaba y decidió tomar las riendas.
En poco tiempo, su bar se convirtió en un punto de referencia en la ciudad y ha pasado muchos años regentando este local y trabajando a diario porque, por muy jefe que fuera, era fácil encontrar a Antonio detrás de la barra sirviendo una cerveza o cortando jamón.
Eso sí, siempre levantando la cabeza para saludar a los clientes que entraban por la puerta de ese bar ya forma parte de la historia de Badajoz, gracias a las andanzas que cada pacense ha vivido en esta "Esquina".
Comernos unas pavías de bacalao, entretenernos con la tradicional salsa alioli acompañada de picos pedirnos una cerveza y un bocadillo de calamares, o por supuesto, ir a comer las migas el martes de Carnaval tras una noche de fiesta mientras comienza el Entierro de la Sardina.
Son cinco tradiciones de Badajoz que casi todos los pacense hemos cumplido más de una vez y que muchos relacionamos con el nombre de un bar, "La Esquina", ese emblemático local que cerró sus puertas el 21 de agosto de 2009 tras 50 años que ya son historia de esta ciudad.
Empresario emprendedor Antonio, en unión de su familia, tiene abiertos en el Casco Antiguo el hotel San Marcos y el restaurante Doña Purita (también mantiene el sabor de "La Esquina", ya que parte de su plantilla de la cocina se vino aquí), los dos juntos están en la calle Meléndez Valdés.
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