Las dificultades económicas empujaban a gente humilde a esta actividad, organizados a veces en cuadrillas que al amparo de la noche cruzaban la frontera con sus cargamentos. Era el modo de supervivencia de pueblos enteros pegados a la frontera con Portugal, de barrios completos en Badajoz.
Fotografía del Museo del Café
Ellos lograban burlarse de las injustas leyes de la dictadura franquista, pero también durante esa democracia que empezaba a germinar y que tanto estaba costando ver crecer y enraizar en la actualidad. Cruzaban la frontera prácticamente cada día para traer aquellos productos que aquí escaseaban.
Por eso nunca fueron vistos como delincuentes, más bien lo contrario, fueron idealizados porque se oponían al sistema, eran revolucionarios con olor a café, unos chavales jóvenes, los chicos malos, traviesos.
Los barrios del Gurugú y la Cañada-Moreras
En algunos barrios de Badajoz todos los hombres se dedicaban al contrabando. El dinero que recibían por pasar con 40 kilos en la espalda eran el sustento de la mayoría de las familias. Por eso, si perdían la carga al huir de los guardiñas, ese día no entraba dinero en casa. Una cuadrilla de la Cañada-Moreras
Fotografía cedida por Maribel Remedios
Daba igual si era Nochebuena o un martes cualquiera, la decisión era sencilla: ir a por café o no comer ese día. Porque no había trabajo en otro sitio, porque el campo no era suficiente para vivir, porque Extremadura era un cortijo, un coto de caza donde tantos y tantos Azarías y Pacos iban a por las piezas abatidas por el señorito.
Cargar café era pura supervivencia, una forma de hacer equilibrio sobre la miseria, era la única manera de no tener la nevera vacía.
Algunos mochileros reunidos en la Cantina el Moro
Fotografía cedida por Jose Manuel Ferrera Boza
No eran ladrones, no eran delincuentes, eran los supervivientes de un barrio pobre de una de las regiones más pobre de este país, el último eslabón de una cadena que acababa con un café recién hecho en la mesa de quien podía permitírselo. Un café que acabó muchas veces, demasiadas, manchado de sangre.