Leocadio Mendiola

 

Leocadio Mendiola Núñez nació en Badajoz en 1909 y falleció en Barcelona en 1998, fue un militar piloto de combate, que permaneció con la Aviación de la República durante la Guerra Civil, era el quinto hijo de una familia conservadora, en la cual el padre, Juan Mendiola Coronado, que era militar subalterno, había sacrificado posibles ascensos para no someter a su familia a la típica trashumancia de los destinos periódicos. Así, el oficial del Arma de Infantería permaneció durante años como subayudante del Regimiento n.º 41 Gravelinas, de guarnición en Badajoz. Y su madre, Juliana Núñez Guerrero, pudo dedicarse a criar a su descendencia formada por tres chicas y cuatro varones. 

A pesar de que él mismo confesaba que en su familia había grandes influencias de tipo religioso, ya que dos de sus hermanas eran monjas, se declaraba de creencias laicistas y era partidario del matrimonio civil, aunque se casó tres veces por la Iglesia. Fruto de esos matrimonios fueron sus seis hijos, cinco de la primera unión y una hija de su segunda mujer. 

Desde muy joven tuvo gran afición por la aeronáutica, y en Badajoz, quiso ser aviador, estudiando en distintas academias preparatorias, pero, junto con su padre, calculó que sería más rápido, para ser piloto, en vez de ingresar en una academia militar, sentar plaza como soldado voluntario de Ingenieros para el Servicio de Aviación y así convertirse en piloto. 


A los dieciséis de edad, el 1 de julio de 1926, entró en el Ejército como voluntario en Ingenieros para el Servicio de Aviación en Cuatro Vientos. A los cuatro meses ya era cabo y poco tiempo después, y en 1923 sargento, destinado en la Escuadrilla de Experimentación. 


En diciembre de 1930 se produjeron los acontecimientos de Jaca, Cuatro Vientos y la huelga de Madrid. Aquel 15 de diciembre le sorprendió a Leocadio Mendiola de servicio como sargento de semana en la 3.ª Escuadrilla de Experimentación en la base aérea. Al producirse la fracasada sublevación de diciembre de 1930 no llegó a participar en ella, pero permaneció arrestado, como el resto del personal de la escuela, hasta la proclamación de la República el 14 de abril de 1931. 


Tras su reincorporación al servicio logró el título de piloto aviador y en 1932 fue destinado al grupo 21 de León. Hizo los cursos de mecánico y de ametrallador-bombardero. 
En 1934 fue destinado forzoso a Tablada (Sevilla) y en junio de 1936 voluntario a Getafe.


El 9 de septiembre sufrió un grave accidente probando un avión, del que resultó con quemaduras en la cara. Durante toda la guerra padeció accidentes y su avión recibió impactos, aunque nunca llegará a tener ningún siniestro grave. 

Mendiola con dos compañeros republicanos fue internado unos meses en un campo de concentración y después quedaron en libertad, con un subsidio del gobierno de la República en el exilio. A principios de octubre de 1942, salió de Casablanca hacia México por barco. En México trabajó en varias empresas y como instructor de vuelo con una Piper y otras avionetas similares, donde llegó a hacer más de 6000 horas de vuelo.

En febrero de 1967 regresó a España, instalándose en Cornellá (Barcelona), donde un amigo le consiguió trabajo. Le fue reconocido su grado como coronel de aviación. Aunque en su última entrevista, publicada en la revista Aeroplano del Ministerio de Defensa, afirmaba que nunca tuvo problemas en España a causa de su pasado como aviador republicano. 

El 11 de junio de 1997 fue homenajeado por el Ejército del Aire, exponiéndose en el Museo del Aire un retrato suyo, su biografía y una pintura del bombardeo de La Cenia.

Ha sido 
el único aviador al que la Segunda República concedió la Laureada de Madrid, 
la más alta condecoración republicana y equivalente a la actual Cruz Laureada de San Fernando. 

El ayuntamiento de Badajoz le concedió el nombre de una calle en la Barriada de Suerte de Saavedra en 1995. 
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José Luís Pajares Paz


José Luis Pajares Paz nació en Badajoz el 13 de marzo de 1949, este funcionario del Instituto Nacional de la Seguridad Social, empezó su afición por el arbitraje a la edad de 25 años, fue el segundo árbitro nacido en Badajoz en arbitrar en Primera División (el primero fue Lamo Castillo). De pequeño jugó en el equipo del Flecha Negra de su ciudad natal, pero pronto se dio cuenta de que su verdadera vocación estaba detrás de un silbato y unas tarjetas y siempre tuvo un objetivo en mente, que era: ser el número uno en lo suyo. 

Debutó en Primera División el 6 de marzo de 1986 en el partido RCD Español contra el Real Murcia en el estadio de Sarriá, y llegó a arbitrar a históricos como Maradona, Butragueño, Bebeto, Juanito, Romario, Paolo Futre, Fernando Redondo, Hugo Sánchez, Stoickhov o Pep Guardiola, entre otros. Codearse con los principales protagonistas de ese fútbol fue el premio a una dura trayectoria, que en ningún caso fue un camino de rosas.

Por el camino, hubo agresiones, dolores y partidos en los que Pajares Paz temió por su seguridad. La policía tuvo que escoltarlo en más de una ocasión. 

Fue el pionero en la utilización de un micrófono oculto en un partido de fútbol en la temporada 92-93, a
quel partido fue un Atlético de Madrid - Deportivo de la Coruña en el Vicente Calderón, fue el primer y único choque hasta la fecha en el que un árbitro se puso un micrófono y pudimos escuchar a través de él lo que habló con los protagonistas, jueces de línea, jugadores y entrenadores. Pajares Paz discutió con Futre, Arsenio Iglesias o Luis Aragonés, pidió ayuda a sus asistentes y tomó decisiones claras. Ese partido sirvió para empatizar con una figura poco reconocida como la del árbitro. 


Arbitró un total de 160 partidos en Primera División y 162 en el resto de competiciones. 
Su retirada en plenas facultades físicas, tuvo que hacerla obligatoriamente, para cumplir las normas del colegio de árbitros a los 46 años. 
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